martes, 20 de octubre de 2009



Tenga el ocasional lector la deferencia de recordar que soy una simple hormiga y que de tanto ver el mundo del los humanos desde abajo puede que se me haya distorcionado el panorama pero resulta que me siento en la obligación de anunciar que a los argentinos nos encanta la idea de ser los peores del mundo. Algo nos ha modificado el rumbo neuronal hasta lograr que estemos siempre predispuestos al anuncio caótico y al horizonte sombrío. En una breve enumeración de hechos, en apariencia aislados, reconoceremos este síntoma autodestructivo. Estamos siempre dispuestos a prestar oídos al chimento inútil, y si es catastrófico mucho mejor. Adornamos orgullosamente nuestras cabezas con gorritas que anuncian localidades como Dallas o Texas, o Michigan pero llevamos con vergüenza la escarapela y susurramos desganadamente nuestro himno. Mandamos hacer carteles en las vidrieras que anuncien un "Happy Mother's Day" de puro pelotudos nomás (no encuentro un término más gentil para una actitud tan idiota) porque poner Feliz Día de la Madre es grasa, la clase alta habla en inglés porque es más selecto y distinguido y el castellano lo pronuncian deformádolo como si tuvieran una naranja de ombigo en la boca. Entre los jóvenes marginales con su ausencia de lenguaje y los de las clase privilegiada que niegan su idioma nos estamos quedando sin palabras. Por algo el tango es nuestra "música nacional", todo está mal, todo es una catástrofe, todos estamos por morir ahora, los porteños son el ombligo del país y cuando es verano gritan "hasta cuando este calor!" y en el invierno "hasta cuando este frío!", sus calles siempre estan colapsadas, y sus ciudadanos crispados por todo. Clarín llora su martirio y se desgarra las vestiduras, el monopolio socio de la dictadura es ahora una blanca paloma herida y nos pide la limosna de nuestra solidaridad (que se vayan a la mierda con su discurso miserable todos sus "opinadores" obsecuentes). Lo cierto es que estamos acostumbrados a socializar las miserias y a privatizar las alegrías. Nos han derrumbado, nos agobian el ánimo con las mismas noticias nefastas una y otra vez, parece ser que no suceden más cosas que las que se deciden a mostrarnos y que ese recorte de la realidad se corresponde con una única e inmensa realidad que nos envuelve. Basta de idolatrar imbéciles !! Basta de cadenas con datos apócrifos que señalan permanentes cataclismos ! Basta de convertirnos en el eco de los idiotas ! Basta de estar dispuestos para el horror a cada instante ! Cuanto mejor sería que nos empecemos a querer un poco más, como Nación, como sociedad, como pueblo. Rescatar nuestra historia y nuestro enjambre de encuentros y desencuentros. Honrrar la memoria de los que lucharon pensando que valíamos la pena y no entregarnos al discurso del apocalípsis de oportunistas lamentables. Basta de entregar alegremente nuestro idioma, nuestra cultura, nuestra tierra, basta de mandar "culo" al 2020, basta de consumir mierda y basta de los personajes que nos quieren covencer de que somos moscas y la bosta nos encanta. Basta de Rial y Chiche Gelblung, basta de Moria, de Wanda, de Mirtha, de Ventura, de Tinelli, de Alfano, de Calabró y de todo el circo descerebrado impuesto como modelo permanente de éxito y de "espectáculo". Termino justificando la foto que antecede esta ensalada informe de palabras arrebatadas. Esta es la mansión que la idiota de Susana Giménez se ha comprado en Miami, uno de los ejemplos más rotundos de la idolatría del absurdo, del festejo permanente hacia una débil mental que no es capaz de hilar una frase, de hacer una pregunta con sentido, de entrevistar sin apuntes, de entender una broma o un juego de su propio programa, un engendro de las películas de cuarta donde siempre fue una puta reventada que no se sabía la letra. Esa es la GRAN DIVA ARGENTINA, y todos tenemos que tolerar sus idioteces con cara de ternura, porque ella es así "auténtica". Las hormigas ya conocemos la historia, mientras nos pasamos el día acarreando el equivalente a un poste de la luz con la mandíbula las REINAS duermen y se nutren del trabajo ajeno. Ya lo tendríamos que ir sabiendo, el mundo no es para todos.

1 comentario:

  1. hola Hormiga,
    suelo discutir mucho por este tema.
    no hay que callarse, en cuanto llega a nuestros oídos una frase por el estilo lo que hay que hacer es refutarla y argumentar en contrario. esperemos que ahora cuando se ponga en práctica la nueva ley de medios el argentino promedio se vaya enterando de lo que pasa en otros lares.
    saludos

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