¿Son o se hacen?

En un artículo de la revista VIVA del domingo 12 de Julio de 2009 resaltan el "fenómeno" mundial de la llamada cocina molecular. Como me pasé el día acarreando hojas en el hormiguero y ahora tengo un rato libre mientras la reina duerme la siesta, aprovecho para pensar en el grado de estupidez al que pueden llegar las personas adineradas por intentar ser diferentes y alejarse cada vez más de los miserables mortales. Están dispuestos a creer de buena gana cualquier idiotez y a consumir diversos productos no por su calidad sino por su rareza y por su precio exorbitante.
En la entrevista se elogia hasta el cansancio a un personaje catalogado como "el mejor chef del mundo" quien me parece que les toma el pelo a sus comensales con platos intitulados 'Aire helado de parmesano' 'Papel de algodón de azúcar con piñones tiernos' 'Coral de chocolate con piedras pepitas' o 'Globos de agua de rosas con toques y sopa de lichis'. El cronista se preocupa en detallar que esta cocina molecular es una "suerte de gastronomía científica en la que se aplican datos de laboratorio a la preparación de platos sofisticadísimos". El chef en cuestión es Ferrán Adriá quien debe quedarse en la cocina llorando de risa mientras mira la cara de los parroquianos cuando tratan de morder una 'Cúpula de gorgonzola' o tratan de averiguar si al 'Papel de flores con pétalos del día" se lo puede pinchar con el tenedor o hay que chuparlo directamente. En Barcelona lo idolatran y seguramente los millonarios del mundo hacen reservaciones costosísimas en su coqueto y exclusivo restaurante 'ElBulli' que da al mar y abre sólo 6 meses al año. El resto del tiempo parece ser que el bueno de Ferrán trata de ver como puede inflar una alcachofa con helio y atársela a un raviol de sésamo mientras una almeja hace equlibrio sobre un spaghetti de hiervas congeladas del Cáucaso. Este es - sin lugar a dudas - el menú más adecuado si uno decide vivir en el Apolo XIII pero aquí en la generosa tierra que nos brinda una amplia gama de alimentos con nombres más cortos y sabores más profundos yo no soy capáz de reemplazar un guiso de lentejas con chorizo colorado por el muy molecular 'Aire de zanahoria con leche amarga de coco'. A este hombre pequeño, que ha descubierto una de las tantas formas de desplumar millonarios, a algunos les gusta llamarlo "dios" o "genio" (ya sabemos de sobra a qué clase de personajes ultimamente les llamamos "dios" o "genio") y cuenta con la admiración de la críticos internacionales quienes lo han coronado durante cinco años seguidos como el rey de los cocineros. Justo es decir que cada uno puede dilapidar su dinero como guste y comerse las porquerías más exóticas que imagine, pero me gustaría dejarles una anécdota que se detalla en la misma nota y que resume el espíritu de esta fantochada: En 1998 este magnífico chef presentó una copa alta con tres capas. En la primera cebollas confitadas, en la segunda yema de huevo tibia y en la de arriba espuma de papas. La instrucción era precisa "hundir la cucharita hasta el fondo y recoger un trozo de cada capa". Al llegar a la boca, el comensal tenía el sabor de la popular ¡tortilla de papas! PERO POR QUÉ DEMONIOS NO ME TRÁES LA AUTÉNTICA TORTILLA COMO DIOS (NO TÚ, EL OTRO) MANDA Y DISPONE !!!!
En fin sobre gustos dicen que nada está escrito, así que habiendo terminado mi descanso me voy a seguir arrastrando hojas que acá en el hormiguero no nos vá eso de la moléculas que se tragan.